Fiebre de verano by Kate Riordan

Fiebre de verano by Kate Riordan

autor:Kate Riordan [Riordan, Kate]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2022-05-12T00:00:00+00:00


Acabo de aterrizar. Creo que nos hemos llevado un trozo de pista. Te habrías cagado en todo. El viejito que estaba a mi lado se sacó un rosario y todo el mundo aplaudió cuando nos paramos. ESTOY DESEANDO VERTE. BS.

Hay una luz deslumbrante y eco en la zona de llegadas. Todo es brillante: el acero frío, las láminas de cristal y los azulejos resbaladizos. Parece futurista después de Luna Rossa, como si fuera otro planeta. Lou es la primera en cruzar las puertas, tirando de una pequeña maleta con ruedas con una mano y saludando como una loca con la otra. Cuando se abrazan, huele como siempre, a champú de manzana y a chicle de menta.

—Definitivamente estás más delgada —dice, retirándose para inspeccionar a Laura—. Y antes no lo estabas. En abril, te pusiste un poco… —Infla las mejillas y Laura se ríe.

—Me juraste que no estaba hinchada. Te pregunté expresamente si me estaba saliendo papada y me aseguraste que no.

—Obviamente. ¿Qué iba a decir, que te estabas poniendo un poco gordita? ¿Qué clase de alma miserable no lo haría, viviendo en Italia? Pero ahora estás más delgada que cuando te fuiste. Más delgada de lo que has estado en años. ¿Qué pasa, Chapman? Algo pasa, lo sé.

Laura coge el asa de la maletita.

—Vamos, solo he pagado veinte minutos de aparcamiento.

—Venga, vale —dice Lou mientras la sigue—. Al final te lo sacaré. Sabes que eres incapaz de ocultarme nada.

Lou se acaba el cornetto antes de que Laura saque el coche de la plaza.

—Para ser justos —añade, lamiéndose el dedo para recoger los restos—, en parte se deberá al exceso de hormonas que están saliendo de tu cuerpo.

—Ah, pero no olvides que el doctor Cavendish dijo que los medicamentos de la FIV solo tardaban dos semanas en expulsarse —responde Laura.

—El maldito doctor Cavendish. Siempre me ha parecido un imbécil. Como si ponerte en un estado de falsa menopausia y volver a ponerlo todo en marcha con tanta fuerza que casi te explotan los ovarios pudiera solucionarse en quince días. Oye, no me estaba burlando de que perdieras peso. Estás increíble. —Aprieta la mano de Laura sobre la palanca de cambios.

—La verdad es que me encuentro bien. Hacía años que no me sentía así. Es como si volviera a ser la de antes.

—Me alegro. Sabes que odio que estés tan lejos, pero si esto es lo que necesitas, entonces me alegro. Aunque ahora ya puedes volver a casa.

Laura se ríe.

—¿Por qué no te instalas tú aquí?

—Sí, a Nick le encantaría. De todos modos, sabes que no podría abandonar Inglaterra, ni siquiera por ti. Me gusta la lluvia. Me gusta quejarme de la lluvia.

Siguen conduciendo. Cuando llegan a las carreteras locales más estrechas, Lou baja la ventanilla, quedándose inusualmente callada mientras la brisa la acaricia. Para distraerse de los nervios, que habían desaparecido con el parloteo de su amiga, pero que ahora vuelven a surgir por sus fueros, Laura intenta ver el paisaje que la rodea como lo verá Lou, como lo veía ella misma hace apenas seis meses: pura belleza pictórica.



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